Tal vez todo suceda al estirarnos y, de alguna forma, llevarnos a una nueva versión de uno mismo. Yo misma tuve una normalidad y ahora siento que tengo otra, en algunos aspectos por lo menos. Hace un tiempo, era la chica que charlaba con todos en la fiesta. Ahora, a veces, prefiero la quietud de mis pensamientos o un buen libro. Antes tampoco leía. Ejercía ingeniería, ahora estudio psicología. Vivía en Argentina, ahora lo hago en España. 

Me casé en medio de una pandemia, con una persona maravillosa que amo muchísimo, Agus. Nos conocimos estudiando, cursamos juntos, éramos compañeros, y así empezamos. Salimos un tiempo, nos pusimos de novios, nos separamos, nos encontramos de nuevo. Agus viajo, lo visité, nos desencontramos, nos volvimos a encontrar y elegirnos, nos casamos, nos vinimos a vivir a España, y seguimos siendo grandes compañeros sumandole dosis gigantes de amor acompañados del más mimoso de la familia, mi gato Ozzi.

Estuvimos juntos en la arena mucho tiempo y sin herramientas, sin conocimiento, sin saber los motivos de lo que nos pasaba. No hace mucho pudimos comprender, entendernos mejor y afrontar las situaciones con otra mirada. Resulta que con Agus procesamos la información de diferente manera, tan simple y tan complejo como eso. Agus está dentro del espectro autista, yo dentro de lo neurotipico. Y fue así, que con este diagnóstico a sus 29 años nos volvimos un poquito más sabios, un poquito más empáticos, un poquito más eficientes en la comunicación y comprendimos más, mucho más. Día a día seguimos trabajando en nuestra relación, nosotros mismos y a veces con ayuda de terapia, donde encontramos otras herramientas y volvemos a conectar cuando nos desviamos un poco. Día a día también lo conozco un poquito más a él, y un poquito más a mi. 

De esto, de cambios, decisiones, miedos, transformaciones, y esos pensamientos que surgen en medio de la noche, va este blog. 

La «normalidad» es simplemente una perspectiva, y todos tenemos la nuestra.

Con cariño y un toque de vulnerabilidad,

So